Un antes y un después en la vida del comer
Cada quien en su tierra tiene ese plato por el que daría cualquier cosa. Ese asado o la pasta casera de domingo, un buen chivito canadiense o hasta por que no, las milanesas de la abuela.
Cada quién piensa que no hay nada mejor que su plato preferido, y que la opinión de los demás sobre eso no es relevante. Como dicen, es un tema de gustos. Pero que pasa cuando por explotar demasiado las mismas cosas nos perdemos de lo que realmente está en un máximo global?
En la mayoría de los casos sucede que no tenemos acceso a este tipo de platos diferentes que ni idea tenemos de que existen. En Uruguay el mercado es extremadamente reducido. En todos lados venden la misma mierda con diferente olor. No hay variedad. Basta con abrir una carta en algún restaurante para encontrarse con Pastas, pizzas, minutas, ensaladas de cuarta y carnes a la parrilla. Nada más. No existe el concepto de sabor, mas si el de llenarse hasta la siguiente comida.
El fin de semana pasado me fui a Buenos Aires por trabajo con un Indio amigo de la empresa y otros dos colegas locales. El pobre desgraciado sufrió una semana de estadía en Montevideo ya que por ser vegetariano, tuvo que morir en las ensaladas de lechuga y tomate, pastas con gusto a nada y frutas. En su momento yo me preguntaba por que el tipo estaba tan desconforme, diciendo que la comida no tenia gusto a nada. En Buenos Aires lo comprendí.



Ya no quiero asado barato. Ya no quiero la mierda que me venden y por la que cobran como si fuera comida. Ya no pienso pagar por lo que no vale. Quiero disfrutar la comida porque de eso se trata. Voy a aprender a cocinar comida india y que se metan la milanesha super empanada en el culo.

